09 diciembre 2013

La dieta mediterránea y el estudio PREDIMED

La dieta mediterránea tradicional se caracteriza por la ingesta de una gran cantidad de verduras, legumbres, frutas frescas, frutos secos y cereales (estos últimos tradicionalmente poco refinados), así como una importante ingesta de aceite de oliva, bajo aporte de grasas saturadas, un aporte moderadamente elevado de pescado (dependiendo de la cercanía del mar), una ingesta moderada de lácteos, bajo aporte de carnes rojas y la ingesta regular pero moderada de etanol, habitualmente en forma de vino y generalmente en las comidas.

La tríada de alimentos característicos de la dieta mediterránea la constituyen el aceite de oliva, el pan (representante de cereales y legumbres) y el vino.





El aceite de oliva se caracteriza por su abundancia en ácido oleico, el ácido graso monoinsaturado más abundante en la naturaleza.

Uno de los efectos más demostrados del aceite de oliva es la mayor resistencia de las LDL a la oxidación o reducción de la oxibilidad de las LDL

El consumo moderado de alcohol, en una cantidad aproximada de uno a dos vasos de vino al día (menos de 30 g de alcohol), ha demostrado reducir la enfermedad cardiovascular en un 25%-40%, y el 50% de los beneficios en este sentido es debido a la modificación que produce en el colesterol HDL.





EL ESTUDIO PREDIMED

PREDIMED es el acrónimo de un estudio de intervención nutricional  a largo plazo, diseñado en España entre los años 2003 y 2011 gracias a la financiación aportada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), con dieta mediterránea para evaluar su eficacia en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares, cuyo título completo es “Efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular”.

En un ensayo clínico aleatorizado de intervención dietética en personas con alto riesgo cardiovascular con el objetivo principal de averiguar si la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos evita la aparición de enfermedades cardiovasculares (muerte de origen cardiovascular, infarto de miocardio y/o accidente vascular cerebral), en comparación con una dieta baja en grasa. 
Como variables secundarias, se evalúan también los efectos de la dieta mediterránea sobre la mortalidad global e incidencia de insuficiencia cardiaca, diabetes, cáncer, deterioro cognitivo y otras enfermedades neurodegenerativas. 



Se incluyeron un total de 7.447 personas (comprendidas entre 55 y 80 años; el 57% fueron mujeres) de alto riesgo vascular (no podían tener enfermedad cardiovascular establecida pero debían ser diabéticos o debían tener alguno de los factores mayores de riesgo vascular: fumadores, hipertensión, cifras elevadas de colesterol LDL, cifras disminuidas de colesterol HDL, sobrepeso-obesidad o antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular),  divididas aleatoriamente en tres grupos: 

1. dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, 
2. dieta mediterránea enriquecida con fruta seca (nueces, avellanas y almendras) 
3. dieta baja en todo tipo de grasa (animal y vegetal). 


Los participantes fueron visitados cada tres meses por una dietista y participaron en sesiones educativas en grupo, en las cuales recibieron descripciones detalladas de la dieta mediterránea o de la baja en grasa, así como de los alimentos que contienen. A cada uno de los dos grupos de dieta mediterránea, se les entregó gratuitamente aceite de oliva virgen extra (un litro a la semana) o fruta seca (30 gramos al día: 15 gramos de nueces, 7,5 gramos de almendras y 7,5 gramos de avellanas).


El objetivo primario estaba compuesto por infarto agudo de miocardio, ictus y muerte de causa cardiovascular. Los objetivos secundarios fueron el infarto agudo de miocardio, ictus, muerte de causa cardiovascular y muerte de cualquier causa.

El objetivo primario ocurrió en 288 participantes. Los cocientes de riesgo con ajuste multivariable fueron 0,70 (IC 95% 0,54 a 0,92) y 0,72 (IC 95% 0,54 a 0,96) para el grupo asignado a la dieta mediterránea con aceite de oliva virgen extra (96 eventos) y el grupo asignado a la dieta mediterránea con frutos secos (83 eventos) respectivamente, en comparación con el grupo control (109 eventos).  En cuanto a los componentes de la variable principal, solo las comparaciones de riesgo de accidente cerebrovascular alcanzó significación estadística. No se observaron efectos adversos relacionados con la dieta.



Los autores concluyeron que la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen o enriquecido con frutos secos reduce la incidencia de episodios cardiovasculares mayores en personas de alto riesgo cardiovascular

En el siguiente enlace puedes consultar el contenido del ESTUDIO PREDIMED

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