Hemos regresado de vacaciones y tenemos la lista de hoy llena. Entra en la consulta la primera paciente del día.
Lourdes es una mujer de 50 años de edad nos dice que nunca había consultado porque se encuentra bien y que "eso de ir al médico no le gusta mucho" pero que está algo preocupada ya que su vecina le ha dicho que a partir de esas edades hay "hacerse un chequeo".
Trabaja en un hotel, de camarera de pisos. No tiene antecedentes personales de interés. En sus antecedentes familiares no hay neoplasias. Su madre de 80 años padece hipertensión arterial y su padre falleció a los 85 años de un infarto agudo de miocardio. Sus dos hijos de 18 y 16 años están sanos. No fuma ni consume alcohol. No tiene alteraciones menstruales. Se encuentra asintomática (la anamnesis detallada por aparatos no revela ningún dato de importancia). En consulta presenta una tensión arterial de 125/65mmhg , un peso de 62 kg y una talla de 1.65 m (IMC 22.67). La exploración física es normal.
En principio, Lourdes está sana, ¿no?. Entonces, ¿le decimos que no se preocupe y que venga a vernos cuando tenga un problema de salud?, o bien, ¿hacemos alguna intervención?. ¿Le hacemos un "chequeo"?.
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