13 mayo 2013

La artropatía de Charcot

La primera descripción de la neuroartropatía de Charcot, en 1703, se debe a William Musgrave, quien en sus publicaciones describió la artritis neuropática secundaria a enfermedades venéreas. Posteriormente, Jean Marie Charcot (1825-1893) describió cambios articulares en pacientes con neuropatía secundaria a tabes dorsal como consecuencia de sífilis terciaria. Con la disminución de los casos de tabes dorsal y el aumento de diabetes en la población general, ésta pasó a ser la causa más frecuente de artropatía neuropática.

La neuroartropatía de Charcot es una forma crónica de artropatía degenerativa asociada a la pérdida de sensibilidad dolorosa, térmica o propioceptiva.

Puede presentarse en pacientes con diabetes, tabes dorsal o siringomielia, entre otras entidades; la diabetes es la causa más frecuente en la actualidad. 

La patogenia no está muy clara. En un diabético mal controlado se podrían unir varios factores: una neuropatía sensorial con pérdida de la sensibilidad, una neuropatía motora con un desequilibrio muscular y una neuropatía autonómica con osteopenia, que desarrollan un pie insensible, donde los microtraumatismos continuos desarrollan una inestabilidad de la articulación, con microfracturas, fragmentación y esclerosis subcondral, características de la articulación de Charcot. 

La neuroartropatía de Charcot se presenta inicialmente de forma aguda y caracterizada por signos inflamatorios en la articulación del pie afecta. Generalmente pasa inadvertidao no se identifica correctamente.
La mayor dificultad de diagnóstico es que con frecuencia se confunde con infección y se trata como tal, lo que retrasa el diagnóstico y tratamiento adecuados. Entidades como osteomielitis, celulitis, distrofia simpaticorrefleja, artritis séptica, osteoartritis o gota, entre otras, son parte del diagnóstico diferencial ya que causan cambios articulares parecidos a la osteoartropatía neuropática diabética. La sospecha clínica debe establecerse en el paciente diabético de larga evolución con hinchazón y edema unilateral del pie, ausencia o levedad del dolor y deformidad e inestabilidad de la articulación. 

El estudio radiológico es valioso para apoyar nuestra sospecha clínica, pero en la fase aguda puede
ser normal. Los cambios óseos asociados a la neuropatía se clasifican radiográficamente en atróficos e hipertróficos. La forma atrófica se caracteriza por el aumento de densidad de las partes blandas y leves líneas de fractura o gran resorción ósea; la forma hipertrófica se caracteriza por fragmentación, destrucción articular, dislocaciones óseas, osteófitos de gran tamaño y fracturas. La radiografía simple es útil cuando la enfermedad está avanzada. La gammagrafía ósea, la TC y la RN5 ayudan a diferenciar la neuroartropatía de otras enfermedades, como la osteomielitis. 

El tratamiento con inmovilización y descarga de la articulación es lo más importante. El pamidronato parece tener un claro efecto sustancial sobre los síntomas en la fase aguda de la enfermedad, por encima del tratamiento conservador, aunque son necesarios más estudios para dilucidar el papel de los bifosfonatos en el tratamiento de la neuroartropatía. La cirugía no ofrece muchas ventajas, y la artrodesis de articulaciones inestables es la cirugía que más se indica.

En conclusión, la neuroartropatía de Charcot es una enfermedad con gran dificultad diagnóstica, ya que no hay criterios definitivos ni pruebas que confirmen su diagnóstico, por lo que, ante la presencia de inflamación y edema del pie en un paciente diabético con neuropatía sensitivomotora en extremidades inferiores, se debe pensar en la posibilidad de neuroartropatía de Charcot.


fuente: elsevier

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